XXXI MARATÓN INTERNACIONAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO
México D.F., 25 de Agosto del 2013. Para muchos un domingo más, para mí y muchos compañeros corredores un día que cambiaría nuestras vidas.
¿Por qué cambiaría nuestras vidas, o en lo partícular mi vida? Fácil, mi primer maratón.
Angustía, Miedo, Nervios, Ganas, Emoción, Felicidad y muchos otros sentimientos hacían de esa gélida mañana una mañana sin igual. Sabía que ese día cambiaría mi vida, y así fue, los nervios creo que se me notaban por que muchos lograron identificar que era mi primer maratón, un señor amablemente me dio su consejo, el cual decidí tomar y llevar a cabo, empezar el maratón en el último corral de salida y correr a un ritmo "a gusto".
Así lo hice, estaba en el último bloque de salida, en punto de las 7:15 dieron el disparo de salida, seguí la ruta y vi a muchos maratonistas pasar delante de mi, el señor a quien en adelante llamare "mi amigo" se fue conmigo, no se si yo iba a su ritmo o el al mío, platicamos muy a gusto y seguimos corriendo hasta el kilómetro 17 aproximadamente donde lo perdí por hacer "escala técnica".
Seguí corriendo por Chapultepec, entramos al zoológico y disfrute como nunca el bosque de Chapultepec, saliendo de Chapultepec a la altura de reforma en la ruta crucé la mitad de la ruta (medio maratón) en un tiempo muy bueno 2:35:47 (para ser mi primer maratón creo que es bueno).
Seguí corriendo, disfrutando sin presiones por tiempo, era mi primer maratón y quería disfrutarlo sin lesiones (bueno, es un decir por que dos semanas antes traje una tendinitis en el talón de Aquiles que me mataba, llegué a pensar que no iba a poder correr el maratón).
No se me van a olvidar las palabras que me dijo mi amigo: "Empieza atrás y vete a tu ritmo, en el kilómetro 30 empezaras a dejar atrás los que en algún momento te rebasaron". Pasé el kilómetro treinta y efectivamente, muchos colegas corredores empezaban a caminar, otros a desfallecer otros tantos bajaban el ritmo, yo me seguí, no baje el ritmo, empecé a rebasar a los que en algún momento me dejaron atrás, eso y los gritos de la gente que salió a apoyar eran mi motivación, los niños gritando tu nombre, extendiendo su mano, son momentos que nunca olvidaré.
Llegó mi muro, para mi no fue el kilómetro treinta, fue el kilómetro treinta y cinco, ya no podía, las rodillas me pesaban, mis pantorrillas y mis talones estaban cansados. Por mas que quise seguir a mi ritmo no pude, Insurgentes y su subida comenzaron a pesarme al punto de hacerme caminar, hasta que un señor se acerco y me dijo "Venga, ya hiciste lo más difícil, son sólo 7, esa medalla es tuya, ándale!"
Seguí a "mi pasito" y en el kilómetro 37 recibo una llamada de mi novia preguntando, ya llegaste? Ya llegaron muchos y no te he visto, le dije me faltan 3 (ya no sabia restar), seguí hasta que llegando a la altura del eje 10 ya se respiraba el olor a Victoria, crucé el kilómetro 41, el ultimo kilómetro y los 195 metros se me hicieron eternos, mi mente y mis piernas no podían, mi corazón hizo lo demás.
Llegué al estadio olímpico universitario, entrando era tal la emoción que las lágrimas escurrían, me contuve pero al cruzar la meta la emoción me invadió y lloré, finalmente después de cuatro meses de entrenamientos y sacrificios logré terminar mi primer maratón. Lo mas emocionante es saber que al llegar a la meta alguien te esta viendo y animando desde las gradas.
Mis piernas terminaron "molidas", pero me sentía como nunca, me desafié a mi mismo y logre eso que en algún momento pensé no lograría. El saldo fue leve, dos uñas negras y un dolor de piernas por 3 días, dije que sería mi primer maratón de muchos, espero sea así, por que estoy seguro de que lo volveré a hacer.
Sergio Olvera G.
Twitter.com/@sercholvera
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